domingo, 4 de noviembre de 2007

Mi otro abuelito

Gabriel Rodriguez es un abuelito de 87 años que vive en mi barrio. Era una persona muy llena de vida hasta hace apenas un par de años cuando,su "compañera", enferma de alzeimer, falleció. Desde entonces, a este ex minero de Río Tinto, la vida se le ha hecho una cuesta imposible. Hace unos meses sufrió un infarto de corazón del que aún no se ha recuperado, y que según él, "ya mismo le mete en el agujero".
Cuando yo tenía unos diez años acudía a unas tertulias en el barrio que Gabriel y su buen amigo Pedro habían montado para los chavales. Allí charlábamos, había talleres de poesía, clases de ajedrez, mercadillos solidarios, e incluso, a pesar de la ideología de izquierdas de Pedro y Gabriel, se montó una cruz de mayo, ya que era lo que motivaba a los niños... Un buen día una de las charlas no las dio un amigo de Pedro insumiso sobre su decisión del rechazo a la violencia. Aquello llegó al oído de algunos padres, a quienes no les gustó un pelo que se tratasen ciertos temas, y se nos acabó el chollo.
Gabriel era el encargado de organizar la revista de poesía donde todos escribíamos alguna cosita. Entonces no me atrevía demasiado a escribir nada. Hoy por hoy, tampoco lo hago ya que la poesía no es algo que se me da bien, aunque hoy he hecho un intento. Estaba oyendo esta canción cuando la cosa surgió por sí sola...


Mañana Fría. Dixebra

Estas líneas van dedicadas a Gabriel y a todos los mineros: esos hombres que se juegan la vida todos los días para llevar a su casa el pan de sus hijos. Esos hombres que se emborrachan en la taberna al son de una taranta para olvidar que al día siguiente habrán de bajar a la mina sin saber si regresarán con vida.
Para vosotros compañeros porque sois los únicos que sabeís cuan negra es la mina.

"Bajaste a las entrañas de la tierra
para ganar un salario miserable.
Y en tu casa quedó tu compañera
rezando al lado de tu madre.
Jamás tuviste vestido de alamares
ni afición que aplaudiera tu faena.
Sólo en la oscura galería
llevaste siempre tu lucha por bandera.
Picando el carbón de aquella veta
te dejaste la vida a jirones
respirando el polvillo de la piedra
que acabó pudriendo tus pulmones.
El cuarto jinete del apocalipsis
entró con su caballo desbocado
llevando el dolor como un reguero
dejando el carbón de la mina ensangrentado.
No hubo manifestaciones de marías
ni histerismos masivos desmadrados,
solo tu madre y tu compañera
fueron dos corazones destronados.
No se vistió de oscuro la Mezquita
ni le pusieron lazo negro a la Giralda,
tan solo dos mujeres doloridas
se llenaron de luto hasta el alma.
A hombros de tus propios compañeros
ocupaste tu última morada,
y al compás del eco de los pasos
se oyó el lamento de un cante por tarantas.
La muerte seguirá rondando cada día
y seguirán cayendo compañeros.
Pero no importa, porque al fin y al cabo
fuiste y serás siempre un simple minero.

¡ Salud y Libertad!

Bueno ahí queda ese intento. No sé si sera poesía, no se medir versos ni separarlos, lo único que se que a mi no-abuelito comunista le queda poco. Un abrazo amigo.

4 comentarios:

Gloria dijo...

:) yo diría que sí que es poesía, de la buena. Espero que se la enseñes, le gustará saber que ha puesto su granito de arena en convertirte en quien eres hoy. Jeje...

Manuel Jiménez dijo...

¡Hola Dani!
Oye, ¡pedazo de entrada! Yo también creo que eso es poesía buena buena! No conocía esa faceta tuya... Y te vuelvo a decir que me gusta mucho tu blog (por cierto, la entrada del jalowin español también buenísima, pero me ahorro un comentario ;) Sobre todo porque es sorprendente... sí, creo que ésa es la palabra. Lo mismo te encuentras una calabera que un texto sentimental a un no-abuelo. jejeje Sigue así, seguro que van aumentando los lectores.
Ah, y no te voy a crucificar ;) Y menos con el arte que tienes diciendo las cosas... jeje
¡Un abrazo!

Anónimo dijo...

Bueno Dani, esto me ha "llegao", en serio. Suele decirse que la poesía fluye por sí sola en los momentos que estamos más tristes y melancólicos, como en tu caso. Seguro que a tu otro abuelito le encantaría escucharla, porque creo que a él le debes lo que haya de poesía en tí, aunque tú digas que es poco. Tenemos tanto que aprender de ellos...y ellos tienen tanto de qué hablarnos, aunque algunos ya no los tengamos con nosotros.

Anónimo dijo...

Tu lo que eres es un Truhán