jueves, 1 de noviembre de 2007

Noche de brujas

Con motivo de la "impuesta" celebración de la yankie noche de Halloween os invito a adentraros en esta terrorífica lectura. Antes de comenzar me gustaría hacer una aclaración. A pesar de que he dicho yankie noche... soy plenamente consciente de que la fiesta la llevaron consigo los colonos británicos, pero al igual que Papa Noel, que tampoco nació en los EEUU, los gringos han sido los encargados de popularizarlas a lo largo de todo el globo (como nos descuidemos mucho dentro de poco celebramos la cena de acción de gracias y el Día de la Independencia).

Aunque me cueste admitirlo, creo que Halloween es una fiesta muy divertida y a la que se le puede sacar mucho juego, sin embargo, no creo que haya que recurrir a la calabaza de Sleepy Hollow, o a las brujas de Eastwick, ya que en la península contamos con un montón de espantos que nada tienen que envidiar a los anglosajones. Así que este artículo va dedicado a la noche de "jalogüin a la española".

Bicheando por Internet he encontrado cientos de asustadores ibéricos propios del folklore de cada región. A continuación he recogido los que considero más emblemáticos y molones pero la lista podría ser muchísimo más larga.


El hombre del saco




La leyenda del Hombre del saco tiene su base real en un crimen comentido en un pueblo de Almería en 1910.

Francisco Ortega, el Moruno, estaba muy enfermo de tuberculosis por lo que acudió a Francisco Leona, un barbero y curandero de la localidad con antecedentes criminales.

Leona le pidió tres mil reales a cambio del remedio: tenía que beber la sangre de un niño sano, recién salida del cuerpo, y ponerse en el pecho los emplastos de las mantecas aún calientes de la criatura.

En la tarde dle 28 de junio de 1910, Leona con la ayuda de Julio Hernández, secuestró a Bernardo González Parra, de siete años, que se había despistado mientras jugaba con sus amigos. Durmieron al crío con cloroformo, lo metieron en un saco y lo llevaron al lejano cortijo de Ardoz.


Una vez allí sacaron a Bernardo del saco y le realizaron un corte en la axila para sacarle sangre, que recogieron en un vaso, que Ortega bebió antes de que se enfriara. Acto seguido, Julio mató al pequeño golpeándole la cabeza con una gran piedra. Leona abrió el vientre del niño y le extrajo la grasa y el epiplón, y lo envolvió todo en un pañuelo que puso sobre el pecho de Ortega. Una vez terminado el ritual ocultaron el cuerpo.

Al realizar el reparto del dinero, Leona engaña a Julio y no le paga las cincuenta pesetas prometidas, por lo que "el tonto" traiciona a su compañero y es arrestado por la Guardia Civil.

Leona fue condenado al garrote vil, pero murió en la cárcel. Ortega también fue condenado a la pena capital. Por su parte, Julio el tonto, condenado en un principio a garrote vil, fue indultado.

Desde entonces, niños de todos lados han tenido que meterse debajo de las sábanas cuando sus madres les contaban las historias del tío del saco. Se trata de un tipo alto de mediana edad, calvo, de mirada aterradora, fornido y con su consabido saco colgado del hombro. Atraía a los niños malos o revoltosos, o bien con suave música, o bien con su teatrillo ambulante, o utilizando cualquier otro medio de distracción. Cuando el pequeño se dejaba convencer por sus malas artes y acompañaba al terrible hombre del saco, sus minutos estaban contados. El perverso ser lo conducía a un lugar oscuro y apartado donde le retorcía el cuello. El cuerpo del muchacho sería entonces introducido en el saco.

El coco

Llegada la media noche todos los niños deben de hallarse tranquilamente durmiendo en su cama. Así se comportan los niños buenos. Pero aquellos que desobedezcan a mamá, aquellos que sean rebeldes o se levanten de la cama, tendrán inexorablemente que enfrentarse al terrible Coco. Todos lo conocemos y lo recordamos. Tiene la cabeza muy redonda y está lleno de pelo. Por ello los conquistadores llamaron del mismo modo a una fruta tropical con la que se encontraron al llegar a América. Con ellos viajó el coco, que de este modo conquistó el mundo entero extendiéndose por todas los hogares del universo para ayudar a las madres a asustar a sus hijos. Dicen los investigadores que el coco es la representación universal del miedo infantil. El medio del cual se valen los padres y la misma sociedad para enseñarles a sus hijos la diferencia entre el bien y el mal. El coco se halla en la oscuridad, oculto en las sombras de la noche, al otro lado de la línea que nunca se debe revasar, la línea que separa el bien del mal.

La Santa Compaña


La Santa Compaña es, en la mitología popular gallega o asturiana (con el nombre de Güestia), una procesión de muertos o ánimas en pena que por la noche (a partir de las doce) recorren errantes los caminos de una parroquia. Su misión es visitar todas aquellas casas en las que en breve habrá una defunción. El mito está presente en todo el continuum cultural astur-galaico, donde recibe otras denominaciones como Güestia, Güéspeda, Estadea, Hoste, procesion de animas o simplemente Compaña.

Aunque el aspecto de la Santa Compaña varía según la tradición de diferentes zonas, la más extendida es la formada por una comitiva de almas en pena, vestidos con túnicas blancas con capucha que vagan durante la noche. Esta procesión fantasmal forma dos hileras, van envueltas en sudarios y con los pies descalzos. Cada fantasma lleva una vela encendida y su paso deja un olor a cera en el aire. Al frente de esta compañía fantasmal se encuentra un espectro mayor llamado Estadea. La procesión va encabezada por un vivo (mortal) portando una cruz y un caldero de agua bendita seguido por las ánimas con velas encendidas, no siempre visibles, notándose su presencia en el olor a cera y el viento que se levanta a su paso. Vamos para jiñarse por las patas...

La Meiga Xuxona



Galicia es una tierra donde la superstición y las historias de meigas (brujas) van unidas de la mano. Durante años multitud de mujeres fueron asesinadas por su supuesta relación con la brujería.


No eran pocas las veces que se atribuía alguna catástrofe o epidemia a las malas artes de una meiga. Es el caso de la Meiga Xuxona, culpable del alto índice de raquitismo en los niños de la zona. El miedo a su influjo hizo que se exagerasen sus cualidades malignas, pues hubo quien dijo que amparadas por las sombras de la noche se transformaba en moscardón para sangrar a las gentes y al ganado. También hay quien habla de bruja-vampiro.

La Guajona

La Guajona es una asustaniños natural de Asturias. La mayoría de las referencias y descripciones que he encontrado de ella están en bable, así que me ha parecido interesante dejarlo tal cual, para darle más ambiente a la cosa.

Pos la Guajona es una vieja mu delgá y consumía que se tapa con un mantu negru desde la cabeza a los pies. Los sus ojos relumbran como las estrellas y na más que tien un diente negru, mu afilau y mu largu.

De día no se la vei nunca, diz que está escondía debajo de la tierra como los topos. De noche sal de los sus escondites y anda por los pueblos como un fantasma y entra como las rámilas en las casas onde hay muchos críos, mozos o muchachas sanas con güenos colores.

La Guajona clava el su únicu diente que tien en una vena de los críos o de los mozos cuando están dormíos y los chupa la sangre, dejándolos descoloríos y debilitaos.

Bueno, creo que ya está bien de pasar miedo por ahora, además no vaya a ser que el Tío Camuñas, el Sacamantecas, el Papón, la vieja Pirulí, o cualquiera del resto de espantos de la Península se vaya a poner celoso por no aparecer en el artículo y venga a sacarme las tripas... Mamaaaaaaaaaaaaa...

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